Me bebo esta lluvia ausente
sólo para entender el anverso de la vida.
Era tan bello el sonido de los días ignotos
Yo te amaba
Yo te amaba
Yo te amaba
Uno era para la justicia.
El otro, para la inocencia.
El tercero, para la vida contenida en esta vida.
Fui torpe:
miré al cielo tratando de desentrañar estrellas
cuando era el suelo lo que debía mirar.
Pero es que no escuché
y no sentí
el momento en que se deslizaba este tazón blanco
de mis mortales manos.
domingo, 13 de febrero de 2011
Tazón blanco
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