lunes, 28 de febrero de 2011

Cumpleaños

Pequeñas marejadas
guardadas en el silencio de un intenso añil,
tu equilibrio.

El fonema divino
rescatado del escombro,
tu palabra.

Alguna verdad cósmica
que levanta los platos rotos y pone en orden la Casa,
tu pensar.

Una hora cualquiera
y al final de febrero,
el minuto universal
donde se anula el escenario de lo artificial,
haciendo
la elipsis del dolor en la tierra sin estrellas propias,
tu bienaventurado camino.

Un postdata divino
exhalado mientras Él estaba de buenas,
la temperatura y la fecha perfectas,
tu llegada a este páramo
abundante de luces muertas.

martes, 22 de febrero de 2011

Extrañamiento

Extraño los libros manchados
y sus caracteres peleando al tiempo.
Las voces impresas de otros dedos,
platicando con el resto de la barajita
de cierto carmín en el aire
de regresar a estas fechas imposible.

Tanto,

Como la b del subjeto
confundido entre el substituto y el substantivo;
o el sublime estadío
del aroma de lo inamovible
casi eterno
hablándome de una serie de actos desangelados
[adultez ineludible]
que se suceden,
uno
a
uno

en la esfera del adivino indiscreto:

Todos los caminos eran posibles.
Todos compartían casa con el sueño.

[Ninguno era el cierto.

Pero esa puertita
tan modesta y sin apelativo...]

Todos han de ser revelados únicamente
para colapso de la infancia.

Extraño los libros manchados
y sus caracteres peleando al tiempo.

jueves, 17 de febrero de 2011

Oración

Padre Madre,
doquiera te encuentres,

Pronuncia en mis labios su nombre
hasta volverlo mantra
y conciliar el sueño.

Escribe con indeleble tinta su mirada
alrededor de mis manos y mi cuello

y venceré la noche.

Matria

Matria dulce,
casa perdida mía.
He llegado desde el resplandor
del templo que habita el escombro.

Mataría al horror y te lo ofrendaría
de no ser porque llevaba la misma letra
con la que encarné amanecer tras amanecer,
mientras ahí estuve.

Tú me has traído de vuelta a tus entrañas.
Ya tengo otra vez una voz propia
para cantarte.

martes, 15 de febrero de 2011

Quisiera escribir cosas lindas más seguido:

Una estrella que puebla de luz un resquicio;
el mapa hallado de un hombre perdido;
Mil caras como una sola volviéndose dueñas de sí;
una oda al Sol por su perseverancia
ante el congestionamiento de los días-mono torpes.

Es imposible hacerlo entre esta horda de orangutanes.

Me imposibilita la asfixia de ciertos nombres.
Y esta fecha con olor a huevo podrido
[siempre la sentaron en la fila que estaba justo
en la alcantarilla;
desde ahí veía con catalejos el mundo]
me saca de la órbita
que marca mi risible intento de resistencia.

También quisiera ser más estúpida
más inmune a las muestras de cariño prosaico.
En verdad no necesito
que adulen mis redondeces.

Tengo al espejo.

Dejé de necesitar ser reconocida como un objeto
incendiario del corazón más primitivo
el primer día que no concebí la luz
sin el conocimiento a mi costado.

QUISIERA ESCRIBIR COSAS LINDAS MÁS SEGUIDO:

Por poner un ejemplo,
Cantar que no fui yo
la que, iracunda, rompió con el vínculo
entre la gran estrella y mi humanidad pequeña.

Es imposible hacerlo hecha llanto
mar adentro de los orangutanes.

Me atan ciertas normas inaudibles
pequeñas y falibles,
de caducidad próxima.
Impresión, Deuda, Adulación, Zoon Politikon.
Nada de eso me conducirá a la Verdad.

También voy al cine sola
a pesar de la caridad de los ojos de los otros.

No la necesito.

Lástima es lo que uno debiera sentir
por tanto y tanto hedonismo en charcos de sangre
y tantos y tantos chips borrando nuestra inmemorial voz colectiva.
Compasión es lo que merecen
los incautos con sus neuronas tendidas
bocarriba, en la tundra de lo ignoto.

Quisiera escribir algo más lindo.
Lo digo en serio.

La fecha de mi muerte segura,
el día que nací cuando unos pocos me esperaban.
O aquel otro en que yo latí por única vez
al unísono del útero del universo
y me sentí inconmensurablemente viva.

Es imposible hacerlo
bajo la lluvia de los orangutanes.

domingo, 13 de febrero de 2011

Tazón blanco

Me bebo esta lluvia ausente
sólo para entender el anverso de la vida.

Era tan bello el sonido de los días ignotos

Yo te amaba
Yo te amaba
Yo te amaba

Uno era para la justicia.
El otro, para la inocencia.
El tercero, para la vida contenida en esta vida.

Fui torpe:
miré al cielo tratando de desentrañar estrellas
cuando era el suelo lo que debía mirar.

Pero es que no escuché
y no sentí
el momento en que se deslizaba este tazón blanco
de mis mortales manos.

Ciudad Carmesí

Oh, mujer,
que crees que la libertad
proviene del carmesí de tu labial,
ojalá que algo más supremo que tu sombra
te proteja a la hora de la revelación:

La ciudad que creaste desde ti y para todos tus reflejos
es una nube desapareciendo
en la oscuridad de la noche.

Está sitiada. Muñequitos de cristal custodian sus muros.
[Porque te erigiste en una torre
creyendo ser princesa].
De agrio merengue son sus paredes.

Muérdete los labios mientras disciernes
lo iluso de la ilusión.

Mientras, te sigo contando
que veré tu ritual desde mi ventana roja.
Grabaré en mis ojos el negro de tus ojos saliéndose por los párpados.
Presenciaré cuando vistas de metal
esa ansia tuya
por controlar la imagen colectiva
que te conoce desde que naciste
[y te verá morir también].

Escupiré en ella por ti
como huyendo de este destino acromático
[y sabiendo por adelantado que no podré].
Maldeciré
tu terquedad
y mi mala suerte
hasta quedarme dormida y despertarme anciana.

¿Por qué creíste,
diva sin nombre,
que eran todos estos días el tiempo de la resurrección?
¿No te bastó saber
que has sido para muchos una vil costilla?

Acaso el culpable fue tu ego
que es más fuerte que tú
y más débil que aquello
invisible,
invencible,
intocable,
pero que nos mira y nos dirige,

marioneta curvilínea de acento dulce.

Oh, mujer,
que crees que la libertad
provenía del carmesí de tu labial,
ojalá que algo más supremo que tu yo chiquito
guarde memoria de lo que un día no fue.

viernes, 11 de febrero de 2011

Locomotora

Los pasos que crujen
y crujen
y crujen.

Una locomotora en las plantas de los pies,
un silbido débil muy adentro de las entrañas.

Es la historia que se va,
el labial desnudándose el color
en la maravilla del olvido.

Es la ira de los árboles-mujeres
o tal vez el llanto de los gusanos
lo que se pega en las manos,
sale por los ojos
y se incrusta en los oídos.

Óyelos.

No necesitas oírlos.
Han estado ahí desde siempre,
piedra-muro al fondo,
matria sempiterna de lo hostil.

Ahuyéntalos.

De nada te sirve.
Ellos te crecen las uñas;
con ellas te rascas el atavismo de tu verdadero nombre.

Inmólalos a tu propio yo.

Repósalos en hileras de neuronas sin luz,
ordénales que arriben al corazón de tus ojos.
Sólo así se logra la sublimación de lo inevitable.


Sólo así podrás entender
que a la velocidad del tiempo
ni las súplicas en labios malva.

Sólo así abrazarás
la huída del tiempo por el tiempo mismo.

martes, 8 de febrero de 2011

Milagros

Justo cuando hay escombro,
mamá,
me das milagros varios.

Por mencionarte algún ejemplo,
aunque ya los sabes
porque vienen de tus entrañas,
te nombraré algunos:

Milagro sónico, tu silbido infalible en la mañana.
Milagro poético, el amarillo mango de tu beso.
Milagro de tiempo, la ventana de luz que asoma
tu nuevo estatus sexagenario:
tú siempre brillas, estrella.

Pero de todos los milagros que haces, mujer morena,
el más fastuoso
es la sinfonía de tu nombre.

Para Margarita,
en la víspera de su cumple.

domingo, 6 de febrero de 2011

Stabat Mater v. 2

AMOR
(aunque me castigue de nuevo el universo):

Me dueles tanto,
Me aúllas la sangre tan dentro,

Que en todos estos años
nunca he podido parir
los versos más perfectos
ante el desencanto que me vino con la noche.

Donde hubo destrucción
no puede haber poesía.

Stabat Mater

No quiero Stabat Mater en mi cama
ni en el escapulario de la madrugada
ni en el rosario de nubes amaneciendo
sin tí.

Quiero que regreses los tiempos
y destruyas estos blancos páramos viejos
donde loca me vuelvo
dialogando con mi hermosura,
buscándola más allá del espejo.

Como cuando era veinte y dulzura
y eras carne prometida,
un alma de papel sólo para mí.

No quiero Stabat Mater ni ir a donde canta ella.
¿Para qué?, si me diste mi propia aria completa:
yo canto día y noche la canción del desasosiego,
en un lago de la nada me detengo a ver mi reflejo
y hago tretas con el tiempo
para ver si puedo salir más pronto de aquí,

A un lugar donde tú nunca hayas existido
a una parte donde yo jamás te haya conocido
a un mundo donde, insensible,
jamás haya pronunciado AMOR
porque tal pareciera que ofendí al universo.

No quiero Stabat Mater en mi correo
ni en mi pared lila
ni en mi auto
ni en las cosas absurdas que veo.

Quiero un vuelo sin regreso y sin paracaídas.
Exijo mi infancia dolorida
exijo mi útero aprehensivo
exijo un destino donde pueda respirar
porque no pude hacerlo contigo
y no puedo hacerlo sin tí.

viernes, 4 de febrero de 2011

A un lector

Amado lector,
tú que estás vivo
y podrás entender
el sonido de los planetas que yo no ví.

Dime que la paz
al fin halló su fórmula exacta
y es distribuída entre los hombres
en porciones iguales.
Cuéntame la nueva
de que el amor
-esa sustancia que todo lo puede y transforma-
ya no es un tabú entre los mortales.

Miénteme otro poco y dime
que el sol ahora habla por la sangre
de los fundadores
de no sé qué aldea con reminiscencias hippies
-no entenderás esto porque los libros y la historia
a ciegos de corazón y a los tontos
de fuego una noche muy oscura sirvió-
y no por las naves que abandonamos tus ancestros
antes de nuestra alma
en la nada albegar.

Platícame una palabra luminosa,
házmela llegar por telepatía.

Amado lector,
tú que estás vivo y eres inmune al dolor,
no leas la doliente poesía.
Antes, pínchate un ojo
y por haber malgastado tus segundos pide perdón.

No mires atrás
ni escarbes en el escombro.
Estos signos que ves caer y nadar
son como de hierro.

En realidad no dicen nada.

Amado lector,
regálame una esfera de tu luz,
ahora que en decibeles inaudibles por tu materia
mi voz viaja.

Congelamiento I

Y ahora,
cuando al todo le da
por el todo congelar,

limpio de mi piel los residuos de la nada
para poder ser digna de pedirle algo inmenso
a esta fuerza congeladora:

Que me traiga la noche más feliz de mi vida
y pueda hablar con ella...

miércoles, 2 de febrero de 2011

Pequeña canción de cuna de una insomne para otro insomne

Y cuando más te duela
la línea que escinde la palma
de aquella mano tuya pegada al corazón,
llamaré a Sensualidad para que te dé un remedio de luna;
le daré mi boca para que pierdas la razón.

martes, 1 de febrero de 2011

Playa Ósculo

Imprégnense los muros
de un polvo como sombra tras el grito
emergiendo su faz entre laburos
corruptos, de cierto cariz fortuito:
otredad, archipiélago gratuito.

[Playa Ósculo, lugar que necesito].