domingo, 7 de agosto de 2011

La Reunión (Enamorados Anónimos)

Esta vez
ya no hablaré
de las mitades que se menean solas,
como pataleando el auxilio
en las aguas de un dios bíblico sulfurado.

Me limitaré a relatar que comprobé la existencia
de los confines medievales de la Tierra
en mis nudillos:
uno por cada agosto repitiéndose sin fin.

Mi nombre es silencio y es semilla desierta.
No son necesarios sus aplausos.
Siempre supe que iba a parar
aquí.

Ocupo mi sitio en este barco, gracias a todos:
tengo la impresión de conocerlos y amarlos tanto
que ya realmente no me importa
dónde termina este viaje.

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