miércoles, 3 de agosto de 2011

Fotografía y dulzura

La luz que viene y va,
una voz que moja a la lluvia,
el talco de la palabra al disparar el obturador.

Un viaje, muchos
una boca, un abrazo,
la fotografía caminando sobre el cuerpo retratado
-el cuerpo captado viviendo una y otra vez
la misma historia de la fragilidad y la dulzura-
la canción de día que nunca duerme
y ese listón de música
amarrando -para que no vuelvan a salir-
los cabellos amargos del árbol de la tristeza.
Las flores y los cielos esculpidos en fondo y forma.

Los años que no vendrán
y aquellos que están listos para existir
en la historia blanca de una rumana
a punto de cumplir
un sueño más
en la escala sinfónica de la divinidad sonriendo ecos
por todo el universo:

Feliz cumpleaños, Teodora.
Dice.
Abre los brazos,
la lluvia de jazmines y piedras preciosas
es tuya.
Canta.
Que siempre seas mi puente de luz
en el cuarto de revelado.
Implora.
Dulce niña de anís, dulce flor de verano,
en tus ojos puedo confiar
la sonrisa que no muere por dentro.
Confiesa.

El columpio que viene y va
las historias y las comidas,
esas pequeñas salidas al mundo...
Todo está por volver a comenzar.

Para Teodora.
Feliz Cumpleaños

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