Los viejos hábitos son sólo fantasmas
que a veces transitan por tu mente y por tu casa:
abres la nevera, y sólo el gélido aliento del ayer te contesta;
luego, buscas más allá y te das cuenta
que los dias y las horas ya tienen otro olor
que ellos ya están en la distancia
de quien aniquila en el sueño
a la tristeza hecha una noche sin estrellas.
Los silencios son hologramas
de un tiempo sin horarios ni fechas
sin razones ni axiomas
pero vivos, llenos de respuestas:
A tu silencio yo callaré mientras me escuches sin voz
pues todo te lo he dicho
mi vida ya te he entregado
pues tu silencio es la respuesta
que se respeta, que se ama
igual que he amado tus palabras
igual que amo tus manos voladoras.
En tu silencio yo esperaré
como el mar salado espera a ser decantado
con la esperanza de volar algún día
sobre las alas de tu pensamiento iluminado
como los ojos que he sido siempre a tu lado:
negra paradoja de mi inocencia
fugazmente parlante y atrevida.
Por tu silencio mi canción recorrerá
tus días y las flores hechas nubes.
Mira hacia el cielo cuando no tengas esperanza:
mientras los suelos se bifurcan y se tragan
a la melancolía y la desazón
allá arriba el azul plúmbago de mi corazón
te canta todos los días
el cantar que sólo el viento se sabe
y te guarda en tus oídos
cuando abres tu ventana
y te renuevas
como las fases de Selene
como la piel de una serpiente
como el Fénix que todos hemos sido alguna vez.
En tu silencio se vierte toda mi alegría
no es necesaria la semiótica en mi mundo
si hay alguien como tú
que descifra los recovecos de mi amor sereno
miércoles, 16 de abril de 2008
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