miércoles, 16 de abril de 2008

Lunares

En sus pupilas había universos paralelos; entre sus dientes se fugaba el tiempo.

Y los lunares de su piel, eran los besos

que un dios aún más perfecto

le había regalado antes de nacer...


Y entre esos satélites mil caricias atraviesan su espacio

y dan vueltas y se rinden a su luz

como lo hace el mismo girasol.


...Entre sus palmas se leen los destinos de quien le conocen:

son como veredas cósmicas que se entrelazan

y tocan vidas

y roza la mía (y rosa en mis vientos):

de estrépito fulgor me envuelve su media luna

y hasta su voz me ha vuelto niña otra vez.


Sí, a veces las palabras matan

pero otras, te devuelven la luz

y te redimen entre la inocencia y los destellos de la madurez.

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