Me gustas tú,
lluvia tímida de enero,
porque eres tan callada
como esta cama a la que me imanto.
Me gusta cuando tu índice bordea
los senos de la sierra hecha escarcha
que estira las piernas a los hombres solitarios
y regala un deseo distinto cada noche
a las hembras sin sol.
Me gusta que enjutes mi cabello
y no lo sueltes hasta que me quede otra vez dormida en silencio
cansada de quedar siempre en segundo sitio
en la competencia de la abundancia del agua que mana de nosotras.
Me gusta el sabor de tu leche alimentadora
de los niños que no gritan más "vida"
pues hibernan un papalote entre las alas de un unicornio gigante
cuyo arribo anunciado está
en las carteleras de un exótico verano.
Pero más me gustan las siluetas
de todas las personas que me dibujas
en los azulejos del baño:
toda la naranja media del norte
estamos a tus pies
y algunos hasta descansan
bajo la blancura silenciosa de tu madre, Nieves.
viernes, 14 de enero de 2011
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2 comentarios:
Bellas metáforas; y confieso que no le daba mucho crédito con un título de bolero. Me equivoqué, afortunadamente.
Muy bueno. Me encantaron ñas imágenes que nos has regalado en el texto.
Saludos
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