Traigo demasiado rímel como para ver mis defectos.
Tanta sombra tapando todos mis recuerdos non gratos.
Demasiado rubor como para sonrojarme por el mundo...
Aparta tu mano derecha de mi rostro perfecto:
todo lo que hiciste, orbe, se reduce
en olvidar nuestros nombres y valuarte en un color ridículo.
Porque cada parte de mi cuerpo
es un ser de mi sexo olvidado por tu cara.
¡Si tan sólo tu magma palpitara
como un corazón!
También llevo puesto demasiado labial:
ya no puedo arrepentirme de lo que he dicho
ni de todo el amor que no he dado.
Porque yo soy grande.
Sólo yo, en este ebúrneo páramo,
diginifico la nada en la que he sido inscrita
desde la primer memoria de la noche del tiempo
Y puedo otorgar mi desdén
a lo absurdo
en tanto siga siendo yo
La única.
La inabarcable.
La siempre magnífica.
La Super Mujer
instalada en el registro de todos los minutos
de un cosmos tan sutil
que me cabe en la palma de mi mano izquierda.
La misma que no precisa más alhajas
mas que un rayo de luz
de todo aquello que me ha olvidado.
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1 comentario:
La piel ha muerto, ¡viva el Lifting!
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