miércoles, 30 de noviembre de 2011

El más sentido bésame

Dame tu más sentido bésame
los oídos, los ojos
la luna
los labios
los papeles en blanco para ti
estas manos que al fin renacen:
estoy celebrando la vida, amor
vienes a mí y me vistes
de un pronunciado ritual
de alegría y sal.

Silogismo 30.11

Las estrellas son campanas de cristal.
Las mujeres fuimos hechas a partir de estrellas.
Ergo, nuestra voz es una campana de cristal.
Si hablo amor es porque deseo nutrir la tierra.

30 de noviembre

Como vapor de rubíes ardiendo
así habla contigo mi corazón este día
mientras teje caminos en el cielo
para que llegues más pronto.
Como una rima escondida en cada estrella
así eres tú desde todos los tiempos
así te espero yo, cuando el océano al fin muere.

martes, 29 de noviembre de 2011

Paquetería

Recibí tu perfume
desde el bosque donde nació mi gran abuelo.
Llegó a mis manos
envuelto en tu risa transparente,
caleidoscopios risueños
sonaban en su interior.
Y así fue como disolviste
la penumbra.
Y de esta manera te erigiste
como la piedra preciosa
que creí no volver a ver en mi vida.
Ruego a los dioses de la tierra que te nutre
protejan tu aura
y te regalen la dicha.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Ciclos naturales

El silencio brilla
para dar paso al verdadero poema.
Mi boca brilla
para dar paso a una eterna primavera.
Tu cuerpo brilla
para darle paso a mi ceguera.
Nuestros ríos en la noche brillan
para dar paso al sol.
Y así es como suceden
los ciclos naturales
entre gentes como nosotros dos.

Crónicas oculares

Ando a ciegas en la cercanía tu frente,
a tientas mis dedos
reconocen los caminos en ella pintados.
Bailan las burbujas de un rubí ardiendo
entre la selva miel de tus cejas.

Voy llegando a tus orbes.
A punto estoy de que me cures.

Tus ojos son el sentido de mi cuerpo.

Contemplación

No sé qué tienen tus ojos
de leopardo persiguiendo al sol,
pero puedo mirarlos
el tiempo que ya no le sobra al mundo

y convertirme en magma y mineral
azucena de una sola mano
canción de agua para lavar las manchas
juego de niña que en ti vuelve a soñar
jugo de mujer que no puede sino amarte.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Método científico del corazón

Palpitar no:
escribirte.
Escribirte no,
mejor cantarte.
Cantar no,
mejor callar.
Callar no:
esperarte.
Y rebautizar mi savia
con el agua de tus labios
Y dibujar tus labios
con mis manos moldeadas de ti.

Emerge una melodía audible para cuatro oídos.

Instantánea en re mayor

Caída libre hacia tu eco:
soy un cúmulo de pétalos
desmembrándose.
Se abandona la flor,
el aroma va cayendo
sobre tu noche.

A mi padre

(por quien todo lo muevo
y desde la otra piel del universo
lo escucho entenderme,
dedico esta semana
saturada en paracetamol).




Tuya es la inercia de mis botas imparables,
tuyo este sueño de transcribir el mundo,
esta suerte de no encajar entre los tristes.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Si

Si llegara el momento
de intercambiar mis melenas
por una caja de mariposas,
si soplara del sur un viento
capaz de esparcir otra vez
las cenizas de mi padre,
si ocurriera el tiempo
de renombrar mi cabello,
si fuera menester cantar mi futura treintena
para justificar el tiempo perdido,
me gustaría que estuvieras conmigo
y atestiguaras lo que fui capaz
antes de ti
durante tu alma
después de ti
encima de ti
debajo de ti
y a un lado de tu costilla.

Recuerdo y alabanza

Padre cielo,
cuando alzo los ojos y te miro
ya no siento el yugo sobre mis hombros.
Mi cuerpo se elonga,
las aves silenciosas
platican conmigo.

Es otoño,

Puede que caigan las hojas.
Pero no mi fuerza.

Que se borden las orillas del mar
con la luz de estas lágrimas
y no vuelva jamás la antítesis de la esperanza.

Espinas como estrellas
me hablan de la turgencia
de las bocas marinas.
Apáganse las esquirlas del mes undécimo.

martes, 22 de noviembre de 2011

A Música

Señora que iguala
los cantos escondidos de las sílfides
entre las otoñales hojas,
los himnos de los delfines
alabando a Neptuno
con ayuda de las olas:
Cuando caminas, olvido que perdí la inocencia.
Viste la Tierra
con tu madera bermeja,
el marfil que resuena
resucitanto bandadas de tornasolados pájaros.
Haz que nunca el silencio
provocado por el rencor y la guerra
se expanda,
modifica a merced de tus melodías
la desazón imperante.
Vísteme a mí con los recuerdos
casi borrados
de una infancia agridulce
o la esperanza de los estudios
antes de vivirlos bajo el sol.
Oh, Señora
que a tus esclavos de noche mimas:
apártame de la sordera de maquinales tiempos
la monotonía de la humanidad
caminando en tandas sin rumbo.
Permíteme bailar junto a mi locura
a pesar de no seguir entendiendo
la etiqueta de los semidioses,
contigo los caleidoscopios hablan,
contigo, los astros me comprenden
y saben que la soledad es un ardid
para alabarte, divina,
para purificar mis manías
en medio del caos y la gente.

AQC

Te amo
como quien sabe que después de tu sabor
la flora entera me dará noticia
de su nueva taxonomía.
No preciso encontrarme tu cara
en medio del otoño
pues eres otoño manifiesto en luciérnagas.
Tampoco preciso saber
la medida exacta de tus ojos
pues han sido ellos
los que me han mirado primero.
Simple y llana te amo
a pesar de tu ignota risa,
de los papeles doblados en la espera,
cubiertos de manchas de tinta.
Te amo porque sucede
que solamente así podría
demostrar que sigo viva.

Para el futuro.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Oriente

El origen estaba en oriente.
Todos fuimos a reencontrarnos
unos rezaban credos olvidados
otros trazábamos nuevas formas
-flores de loto, peces de agua fría,
yerbas para un sueño claro-
con las letras de un recién aprendido abecedario.
Entonces las estrellas nos bendecían
con la promesa del aroma del siguiente amanecer.
Entonces las flores nos vestían
adecuadamente para recibir la noche.
Buscábamos sin descanso la luz
entre tanta niebla.
Sumergidos en un sueño muy profundo llamado
silencio
recuperábamos los vestigios de nuestros ancestros
en la primera capa de los dedos.
Pintábamos la consigna de no volver a la casa prestada
en tanto no recuperáramos
eso que nos fue arrebatado por el tiempo.
Construímos edificios de palabras,
repúblicas de fonemas y gestos.
Era un sueño intentar el viaje,
hasta el naufragio mismo por algunos litorales,
pantanos, oasis,
nos parecieron divinos.
Eso era el verdadero surrealismo,
imposible era aquella belleza propia olvidar.

Confesión no. 22

Ya sé que es tu voz
lo único que me falta por conocer.
Prolongo el encuentro,
temo morir de maniática felicidad
el día que te escuche.

La otra respuesta

Quiero, deseo, me muero por escribirte
algo más que todo eso.
Por dentro la columna sufre, se duele,
por dentro las llamas en mi abdomen
se expanden.
Mejor así, que no sepa más que el viento
Lo que he sido capaz de callar
mitad por ti, mitad por el sino
que acepté sin alternativa
ni intento de poner a combatir mis labios
contra la distancia.

Desconocido SMS (Fortuna)

Cómo estás, preciosa,
recuerda que te quiero muchisísimo
cuídate, que estés bien.
Llegan tus palabras a mi callado celular.

Autor, no te identificas
y yo pienso que eres tú, mi niña,
diciéndome que estás bien
en la otra línea del mundo
que dejaste sin tu luz hace nueve días.

Es eso -me digo
o es que mi egoísmo exacerbado
y mi tarjeta SIM chafísima
no han podido rescatar los números que valen.
O quizá mi memoria falsa,
la que siempre guarda los malos momentos
no es capaz de guardar
todo el amor que me han dado
y yo olvido en ciertas tardes
cuando me veo completamente sola.

Debe ser eso, soy una ciega funcional
jugando a que jamás ha conocido el amor.

domingo, 20 de noviembre de 2011

A Luna

Clávame Luna
el pico que más te estorbe de tu noche.
Escárbame la tierra con la que edifico mis días,
pínchame el útero ancestral
hasta menguar lo que resta
de la melancolía.
Bautízame con tu luz
el desierto de mi espalda
o cuéntame otra vez
cómo fue que llegaste a ser Luna
y no otra piedra flotante en siderales aguas.
Reconstrúyeme, disuélveme
pero no te quedes inmóvil esta madrugada,
que el tiempo se desliza como un papel cansado
pegándose a mí.

Cálame los nervios, los huesos
los músculos, Luna,
tan arriba no te quedes.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Destrucción de la amnesia

Entonces poesía era reconstruir tu nombre
a partir del silencio de las estrellas...

...Bendigo mi memoria no más ausente:
ya sé de nuevo
la manera de volver a hacer lo imposible
en estos tiempos.

Neumáticos

Las notas pautadas de los neumáticos
estampan su canción en el asfalto:
¿qué hora es, alma mía?
La carretera tiene el don de alargar el tiempo
hasta convertirlo en una estría
que de a poco se desvanece.

Es la hora de ser canto
te respondería.
Me quedo en silencio.

...Oye tú lo que dice mi corazón en marcha.

Aromas

La vida quizá sea esa ráfaga que inunda el todo
como pasa ahora con esta guayaba en la cocina
o como mi chaqueta púrpura invadida
por el tabaco que se posa ante ella
como las divas del cine de oro.

Espejo parlante

Entonces el labial malva, niña
el que estaba escondido, el del perfume bonito
escribió un nuevo abecedario
y construyó vocablos nuevos con etimologías
de estrella y flor.
¡Sí, niña, el labial malva,
el del perfume bonito que se escondía!
Trazó el perímetro de la república de los pájaros,
creados ellos con gotas de música naciente
de otro cielo.
Coloreó el volumen de la república de las mariposas,
creadas ellas con páginas en blanco
sobrantes de un otoño mudo.
¡Entonces el labial malva los himnos tristes, niña!
Los tachoneó hasta volverlos cenizas,
le habló a las cenizas al oído:
No vuelvan, la paz se finca en otro sitio.
Sí mi niña, el labial malva,
el que te vas a poner hoy

Anotaciones en una servilleta (3) (Nezahualcóyotl)

La presentación del libro espacio
de un citadino con nombre italiano dos puntos.
Los cien años del diseño gráfico tachoneo
en México.
Me gustan los carteles estridentistas
lástima la inercia de la unificación imperante.
Entre los veinte y los cincuenta
los artistas sabían integrar
la interpretación de los signos literarios coma
musicales coma políticos coma
sociológicos y no solamente el visual punto.
Se lo diré al expositor
en cuanto termine de hablar de diseño y arte aplicado puntos suspensivos
Ahora todo es tan plano asterisco
Nota al pie (o en la otra esquina)
el expositor es de un pedante acabado en mármol
acota que el Carrilo Gil es un museo
paréntesis no era necesario decirlo coma
en provincia también hay google en todo caso.
Se cierra el paréntesis.
Me parece que no le comentaré ya nada punto

Se acaba la conferencia
el libro costaba setecientos pesos.
Después de todo, no es para tanto
Hace frío en los pies, debí traerme otros zapatos
son las siete cuarenta y cinco,
me voy a casa
se cierra la nota mental.
Salúdame a fulanito, el martes lo veo.
Las escaleras son tan profundas
tanto como mi deuda de sueño.

Otro viernes más se desvanece
como pintura.

Anotaciones en una servilleta (2)

Alcáncenme los barbitúricos del alma
las pastillas de sueños lilas
los cuentos conciliadores en mi cabeza
los artículos -literarios y legales- que llegan por cohete
las mareas rendidas a contraluz:
todo es un stand up comedy
les da la bienvenida su payaso principal.

Anotaciones en una servilleta

Si me lo preguntas,
yo también siento el cansancio.
En el volante, los libros obligados,
la casa que nunca para,
las listas calificables,
los muros desnudos ocupando un pupitre,
ese poema que jamás llega,
el icú en descendencia -no más pensar por hoy-
estos cuentos que me asustan.

Se fuga el valor.
Imposible acariciar con mis actos
la fragilidad de la lluvia:

Hace demasiado ruido.
Sale desde dentro de mi cuerpo.
Música no, fluidos.

No he aprendido aún el valor del silencio.

jueves, 17 de noviembre de 2011

La hora


Llegó el tiempo de la lluvia,
nena,
la hora de resanar las grietas del cielo
usando la savia de tu pelo.

De perpetuar tu vestido áureo
con el que pájaros y flores
tu arribo bendijeron.

De dispersar los pétalos de tu nombre
sobre el suelo agreste que te parió
y te vio, cristalina, crecer.

Lumínica eras
y en luz te eriges, hija de Atenea,
entre las fauces de la Tierra
para con tu canto
al mundo volver a endulzar.


Llegó la hora de hacer una lista,

niña,
de tus profesiones disparadas cual asteroides
viajando en un escenario perpetuo:

Médica de uñas, de teclas.
Médica de telas, de letras.
Médica de almas solas, médica de himnos espartanos.

Médica de pomadas de chabacano y oro
para conciliar un sueño más melifluo.
Médica de la palingenesia, ojalá volvieras en colibrí.

Lumínica eras
y en luz te eriges, hija de Atenea,
entre las fauces de la Tierra
para con tu canto
al mundo volver a endulzar.

Llegó la hora de la ruptura,
ángel,
de ungir los platos de seca avena con tu labial
de volar la estulticia de las páginas del mundo con tus zapatos.

De destellar tu poder de inmarcesible blanca rosa
caminando en nueva tierra ya sin ciegos;
ascendiendo entre los cardos para dar cuenta de la palabra Dios.

De escribirla hasta volverte ella,
como al principio de todos tus tiempos,
más allá de la materia de los lamentos.

Lumínica eres
y en luz te eriges, hija de Atenea,
dejando las fauces de la Tierra
para con tu canto
ascender al origen y bailar.

Llegó el momento de no tener momentos,

eterna,
de iluminar el silencio
con tu belleza rebautizada en pureza inaudible.

De tomar nuevas fotos
al Edén cuyo alquiler
saldaste por adelantado.

De dispersar tus nuevos pétalos
hasta expandir el universo
poblándolo de estrellas.

Que el mundo no te arraigue más, etérea,
que el mundo se sirva con saber de tu paz perpetua.

Lumínica eres
y en luz te eriges, hija de Atenea,
para siempre con tu canto

tu Casa de Luz alabar.

Para Jaquelin

Con mi gratitud imposible de cifrar.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Domingo 15:45

Con un aplauso te despidieron, niña,
era el proscenio sacro
donde se iluminó tu cara.
El mismo donde yo no hablara
y aún así recibiera
el agua que me hizo pertenecer
a una religión que pareciera no entenderte.

(Violeta abnegada,
ruega por nosotros,
Dulce princesa,
abandónanos a nosotros
Madre de todas las sonrisas,
olvídate que fuiste de aquí).

Para Jaquelin.

Negación

Voy a negar que lo hiciste,
nena,
voy a formar un calendario
con noviembre de 29 días.
Voy a volverme ciega y desmemoriada,
tú no dormías anticipada,
tú no quedaste embarazada de eternidad.
Oro en polvo llovía
la noche en que marchaste.
Era el llanto del sol.
Voy a negar que tú la invocaste,
nena,
voy a sentir que sigues siendo parte
de los dátiles del desierto.

Para J.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Respuesta a una postal

Querida California, dos puntos
recibí la postal que no esperaba,
el sol presuntuoso que mi piel no merecía,
las curvas de la bella bronceada que me hacen un ser menor.

Por acá el clima lo mismo
las ráfagas de balas desnudando las ramas de los árboles
caen
como cápsulas con cuentos que soñaron serlo
pero volvieron a sus casas
como un león sin lecho ni leyenda.

Por acá el clima lo mismo...
cierto, ya te había contado de eso.
En realidad no hay mucho que contar
(presencié un cliché artístico
nadando entre una Estonia soviética
y la melancolía de una Francia sin perfume.
Dijeron que era una conferencia
yo más bien pensé que era un performance
de lo que puedo llegar a ser, si es que te sigo escribiendo
desde aquí).

Por acá lo mismo,
las mujeres se embarazan sin haber concebido antes un sueño
los perones no volvieron
las fábricas mienten con su alfombra de hollín
cada mañana.

Querida California, coma
tu sol es tan efectista
como tus casitas y tus bricks de jugo de naranja
cien por ciento sin pulpa,
tus policías persiguiendo al criminal
al que secretamente envidias por tener un bronce verdadero
entre la carne.
Brindo por el artificio de tu discurso
entreverado en tus ojos azules
y la musculatura que jamás habrá
-ruego a dios-
de compartir mi cama.

California, tienes el alma tan olvidada
como la raíz de tu nombre en castellano.

California, creo que es mejor olvidarme
que te respondí esta postal.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Piel

Ésta es la piel
para un poema de amor.
La turgencia para los besos guardados,
la bolsa de té de siete azahares y diez mil caracteres dulces,
la corona de una reina de un naipe de corazones escondido bajo la lengua,
la escalera sutil del perfume de las acacias a pesar del otoño,
el polen refrigerado de las primaveras de mis abuelas, cuando aún eran felices.

La miro dormir entre palabras de ópalo.
Mañana será la envoltura de un rebelde que aún late dentro de mi cuerpo.

La noche es joven

La noche es joven.
Lástima que tenga yo veintiocho años
que los ritmos se produzcan desde afuera
(rata tán, rata tán, ka-búm,
la red social nunca miente
y se divierte con martinis secos cibernéticos)
que la sangre no se contenga más
en las camas impolutas (y las de algunos moteles)
en las nubes mensuales de algodón
o en las camisetas deportivas
y ruede, ruede, ruede
como un Pollock experimentando en el asfalto,
que esta opresión del pecho se extienda
hasta doler
como la silla vacía de siempre en el corazón
pero ahora esquirlada.
Que la guarida sea una boca binaria,
el falso abandono en la música ordinaria,
estas ganas de comer otra escena,
la de mis padres,
quizá.
La noche es joven, no hay duda.
Buscaré mi pegamento para colocar en el álbum
las instantáneas que recogí
mientras la esperanza dormía.

Salmo del sexo

Me encantas
te busco
te olfateo
eres mi orfebre esperado
soy tu barro sin cocer.
Te escribo con los cabellos largo
un poema
que jamás será dicho
porque deseo gastármelo
en la miel de tu boca.

11.11.11.11

11. 11. 11. 11
Rayos de rosasoles germinando otra oportunidad
sobre esta gran pista de baile.
11. 11. 11. 11
Música de nuevos pianos
para invertir el dolor del mundo.
11.11.11.11
El aire limpio liberándose
de la boca de las fábricas.
11. 11. 11. 11
Flores para jardines polifónicos
de un marzo que nunca muere.
11.11.11.11
Pestañas nuevas enraizadas
en el gran ojo humano.
11.11.11.11
Los dedos de cada creador
materializando el inasible sueño.
11.11.11.11
Los frutos del árbol que nunca mueren
sólo se transforman.
11.11.11.11
La leche de la Madre
en cada río de la Tierra.
11.11.11.11
La nueva lengua que une a la gente:
cada latido es una letra emergiendo.
11.11.11.11
Las alas de los ángeles
custodiando la memoria de los niños.
11.11.11.11
Los bilés con el que escribo amor
a partir de esta mañana.

La mañana de la mariposa

Se levanta una nueva palabra.
Una mariposa amanece,
es Monarca y está aún tibia
como la canción de miel de la noche.
Miro tus ojos con el olfato:
huelen a que ya te he visto,
se parecen a los míos cuando me descubro
otra sílaba dentro del nombre.
Se levanta una nueva polifonía,
al fin pude ejecutar con mi lengua
el piano polícromo que esconde el otoño.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Nota mental no. 30

Nota mental:

Tengo telepatía con tus cabellos.
(O entonces explícame por qué
siendo que soy una insomne irremediable
los espirales cantan sobre mi espalda
saludándole a tu sol).

Consigna del día:

Más que palabras, pétalos.
Más que sonidos, perfumes.
Más que verborrea,
mi silencio abrazando tu nombre.

Edén

Entonces los edenes mundanos
son muchos y varían según la temperatura
del adquirente.

Entonces el edén del día
se actualiza con pequeños actos de rebeldía
como cantar en la regadera
a sabiendas de la presencia del vecino,
o comer más dulces que verduras.

Entonces este edén corre por cuenta tuya
con tus ojos cantando una melodía
para conquistar las anchas calles.

Entonces este edén será
el caleidoscopio de tu risa
haciéndome cosquillas un día común
como, por ejemplo,
este jueves.

Peine

Cuando estoy triste
me peino cinco veces al día.
Miércoles, me he peinado ya quince veces:
cinco por mí,
cinco por las canciones a medio hacer en el asfalto,
cinco por ti, que sin querer ocupas mis zapatos
haciéndome leer tu densa línea de nubes
y cantar esa elegía
que no puede salir de tu boca.

Para la Dama Invierno (que se ve llegando a lo lejos)

Fuego es esta brizna invadiéndome la carne.
Me rendiré a la plata de tu aliento, dama,
el día que consigas borrar este canto
de mi corazón.

Y el corazón me lo devoró
un millar de ojos archivados
en mi frente.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Tejido

En esta realidad obtusa, el ombligo sin aire,
escribo el tejido de mis palabras-lentejuela,
para que brillen una madrugada espesa como ésta,
para que nunca falte oportunidad de alumbrarme
si es que me encuentro sola.

Bitácora de las balas no. 7

Miedo es lo que roe los huesos / Ánima buscando a otra ánima / tejido de letras cantando un misterio: / estoy aquí, banca, bala, espacio en cruz / otra noche para esperar el día / otra canción para abandonarme a la existencia de tu nombre. / Porque sé que existes / porque por ti yo canto a diario / a la nada.

Nostalgia

Entonces poesía era reconstruir tu nombre
a partir del silencio de las estrellas.
No había canto ni continente hablado,
y en tu lengua la canción de la nada se mecía.

martes, 8 de noviembre de 2011

Escribana

Y esperaré a que me dictes
la línea siguiente
de la carne de este mundo,

de cómo la cantaría este poema
bajo el escrutinio de ojos germinando
cielo arriba.

Entonces sabré que no existe marca alguna
en la tierra
para interpretar al silencio:
Siempre habré sido yo
la escribana de tu voz.

Tronco

Abrí con mis manos
tu carne de Álamo.
Recé de labio a madera
todas las palabras
hasta vaciar mi alma.
De pronto era ya hablando
savia.
De pronto ya danzabas, verde, al aire
el dolor que invadiera mi sangre.

Rosa Voz

Hablo de aquella rosa interna mía,
—rosa de todo tiempo, flor ya música
— de aquella rosa voz...

Rafael del Río, "Sitio en la Rosa".

Aceitaré la bisagra de mi puerta
para que puedas entrar
rosa voz,
un día de otoño cualquiera
aunque no me traigas buenas nuevas
de la gente
ni me digas cosas tiernas
al oído.
Lo haré porque, en principio,
todo debiera ser una canción
con dedicatoria divina al calce;
y porque yo no me sé estar sin oírte
a pesar de que jamás he besado
la canción de tus ojos.

Braille

Me contaste que puedes oír las estrellas
abandonarte en el silencio
hasta entender tu pequeñez
frente al cosmos,
despertar y dolorosamente padecer
la compresión del universo
otra vez en tu corazón.
Que todo lo haces mientras oyes
cómo desapareces en el tiempo espacio.
Y me lo dices así,
con tus ojos de paloma volando.
Y yo no entiendo cómo es que te conocí
si soy la ciega más soberbia del mundo.

Lluvia

Y si tienes ganas de llorar,
moja la piel
del libro que jamás
te ha de decir "basta".
Pero nunca mi hombro,
nunca tu nuca,
jamás dejes libre de tu agua
a mi corazón.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Inmanencia

El agua no cambia
ni la imagen que gesta dentro suyo.
Eres tú, caminante,
la ilusión de una imagen moviente.

Y si el agua no cambia,
entonces, por qué luchar
contra nuestro destino tallado en mármol.

Como agua fluyendo
así se van borrando nuestras marcas.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Documental (Leningrado)

Miro cómo vas cayendo del pedestal
y no me callo.
Que las cerezas cubran la herida
que no advertí
al verte, dolida, tus manos
explotando
Fragmentos de un himno antiguo,
de un himno descuidado.

Ellos fueron por una cruz.

Yo era demasiado pequeña
para evitarlo.

Sábado

Cualquiera otro sábado, no muy lejano
(de pronto puedo convertirme en una mujer de 80 años).
Avísame cuando los tomates inunden
tu ventrículo izquierdo
y puedas bailar hasta cansarte la memoria
y logres hacerte amigo del olvido.

Cualquiera otro sábado, te digo,
esperaré con mis tacones de quince centímetros
para girar en torno a tu frente,
un ritmo cualquiera.

Lo que me purifica es la razón
de mirarme alabando la tierra
el sábado que fuera.

Uno de tantos en que regresa a mí
el corazón.

Tribunal

Podría explicarlo todo
desde la raíz de mi oído izquierdo
hasta la repetición de mi cuerpo
esperando sobre la arena blanca
las lágrimas de la redención.

Escogería un sitio nuevo
un aeroplano morado,
un sillón desvencijado.
Me daría el lujo de volver a perder

Y cantaría al cierre.

Tomaría el ánfora con mis cenizas,
guardaría el cliché del adiós
para las grandes divas.

Y eso sería todo.

La explicación acaso estribaría
en que no hubo piel sin intertexto
ni letra gestada en la esperanza y el adiós.

Podría explicarlo todo
desde mi ojo derecho reventado
hasta la multiplicación de mis huesos
una y otra vez
esperando esto
todo esto
que salva prejuiciosamente
todo esto
que duele infinitamente

Todo esto.

Pero hoy no.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Flor

Permítame decirle
con toda la honestidad que habrá
de sulfurarle a futuro
que es usted un encanto
a pesar de jamás haberle besado los ojos.

Bancarrota

No tienes estrella.
Dices que no tienes estrella.
Yo pagaré el himno de tu alma
con los restos de las cosas buenas
que andan por ahí,
riéndose a mis costillas.

No tienes nombre para tu estrella.
Dices que tu estrella no tiene nombre.
Bautízala con la primera vuelta
de la huella de tu dedo índice
mojado en saliva un día de canícula.
Volverás a sentir la rabia de los tiempos
el alivio de las lunas,
la sensualidad de la tierra quebrándose
bajo tus pies.

Dices que no tienes estrella
yo la robaré,
yo te la daré.

Chinampa

Que si tengo dudas
que si no lo niego
que si soy ternura
que si rujo desiertos
Que si hay mal de amores
que con un té lo entretengo.
Que si antes era los quince
que después ni a veinticinco llego.
Que si seré buena pa' limpiar ayeres
que para qué si de ellos no me conduelo.
Que si hay hambre, que luego la atiendo,
Que si tengo boquita
que para qué la quiero.
Que ustedes qué saben
si yo la uso para hacer medios versos.

A Desesperación

Todas las flores de mi anaranjada bolsa,
Todos los ecos de mi parcela celeste para tu rostro.

Hablaré del aire
con el perfume de las páginas

Oración de la mesa

El pan ácimo está servido en la mesa,
comeré de él cuando merezca andar
en el borde del amor y el deseo nuevamente.
El agua de lágrimas hirvió en el páramo rojo
cociendo la carne de los tiempos felices,
con su jugo lavaré mi pasado:
no más frescura al oído.
Lo sabe el ojo
mi boca lo muerde
y mi garganta lo destruye.
Sea.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Himno 2

Yo soy el oído de la gran mujer del mundo.
Cuelo la maldad de los verbos
para entender las canciones
de las naciones todas.

Escucho sus notas:
yo quiero hallar entre tantas palabras
la palabra exacta para rehacer al mundo.
Yo habré de escuchar la letanía sacra
de los tenores sempiternos de la vida.
Entenderé la mar como un núcleo que adormece al fuego
y al fuego como el amante que espera
por el viento convertido en águila.
Sembraré semillas en los ojos de los recién nacidos
talaré la maleza de las manos ajadas.
Hablaré de mi costilla donada
solamente para que vuelva a existir
la parte media del universo.

Himno 1

Cierro los ojos
pasan ante mí
todas las naciones,
las antiguas y las pequeñas,
las efímeras y las fieras.
Todas presentan sus números
como himnos de vino
van corriendo.

martes, 1 de noviembre de 2011

Acto de amor

Por cada bala, por cada esquirla,
por cada astilla
hay una espina de amor cargada.

Por cada boca de los hombres violentando
habrá una palabra de amor,
un acto de amor,
una caricia de la madre que hemos de ser todas
las vírgenes, las viudas, las sabias, las danzantes,
las de leche tibia, las todas,
un término nuevo acuñado por el Padre hablando
desde el silencio del poema
una canción inventada por el río y el amante.

Con mi lengua humedeceré la cal
y revestiré la claridad de la mañana
con mi ropa de fuego que ama.
Con mi garganta entonaré los himnos
de los úteros de mis madres
hasta entender que no hay más vida posible
que toda esta vida floreciendo.
Con mis manos aletearé los pétalos
hasta esparcirlos por el cielo.
Pronunciarán mis piernas la sílaba RA
al caminar
y pariré una estrella cada vez que te piense,
porque tú eres yo
y por ti, alma mía, me muevo.

Tú eres toda mi fuerza,
fragmento de agua bendita oliendo a rosas frescas,
lila, jazmín, viento azucarado,
estela de mi cabellera, diadema sagrada
de los tiempos de pan.
Para mi tierra, Saltillo.
En estas horas donde debe resplandecer la luz.

Manos

No sé si me duelen las manos
por dentro o por alguna parte del alma,
pero resulta que de un tiempo para acá
ya no puedo cargar las férreas mañanas,
ni arrastro con la gracia singular de antes
la amargura de abril.

Pero me duelen las manos,
los dedos.
Me duelen desde que nací hasta la otra punta del insondable universo,
las uñas azules,
el frío durmiendo en mi casa digital
que se va hasta muy entrado el sol.

Tengo miedo de no escribir más cuánto he amado todo
casi sin pensarlo.
Me entorpece la furia de saber
que quizá mi mano izquierda
no sepa un día contarle a la diestra
el dolor placentero que es jugar con el teclado,
la tersura del papel antes de ser pintado,
la temperatura del otro cuando me fundo en él.

Sí, eso es lo que me duele más
de que me duelan tanto las manos:
otro invierno se asoma,
otro hielo me dispara la carne en mil fragmentos:
mis manos saben gritar ya basta
y yo, necia, voy perdiendo el freno
de esta agridulce fiesta...

Libroedén

Veo y no he visto el todo.
Te escribiré un poema de amor
hasta que te palpe la húmeda alma,
cielo
-azul o rojo, sepia, naranja, violáceo o gris,
pero cielo al fin-.
Te escribiré una uña enterrada en mi mano,
te describiré la huella de mi diente
esperando tu bermejo asalto
cada día,
hasta encontrarte,
cielo
-azul o rojo, sepia, naranja, violáceo o gris,
pero mío y pagado a plazos-.
Te escribiré hasta después de penetrarte los ojos,
mi escribano trabajando a destajo
en el libroedén tejido con estas dolidas manos
para ti.

Petición 4

Que la turgencia de sus almas
compensen la mano de alabastro que ahora es la Tierra,
Madre, señora y no virgen,
Mujer Absoluta
Reina de los tiempos todos
y del paraíso original,

que sus dedos pinten cinco lunas,
una de sandía, otra para beber leche tibia,
la tercera para columpiarse,
la cuarta para acunarse
y una última para aprender a no rezar

los cantos de los afligidos que nos quedamos en Tierra,
los que extrañamos el imperio de su inocencia,
todos los días, cuando
un colibrí decide que en su lugar morirá.