sábado, 2 de julio de 2011

Pélatela, Odín

Que si la noche no es muy clara
pero para qué te preocupas
mañana vemos a Interpol,
nos decimos, cuando platicamos de tu chamba
y yo de mis letanías rutinarias
mientras de una bocanada de tu marlboro
deseamos tragarnos
la oscuridad que aqueja
a este pedazo de mundo.

Ya todo pasa. Digo.
El vecino está afuera y presencia
algo así como llamado esperanza.

Es cierto.
Yo con tu abrazo parto las raíces amargas
de mi mundo próximo lejano.

Y vaya que te adoro, mi único amigo,
tienes el récord de aguantar
mis idas de neurótica graduada
al espacio de los anónimos embravecidos.
Yo tengo el récord de verte
como la piedra dorada
que nadie me prometió
a la hora de nacer
y por eso tuve que robársela a Odín.


Para Livio
por el regalo de su amistad
una noche de julio lloviendo

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