martes, 20 de enero de 2015

Te abrazo, Amor mío
dondequiera que te encuentres
mi brazo elongado como una égloga de amor
mi corazón como un cesto de flores
para que en ti jamás muera la primavera.

Te beso, Amor mío
corazón de luna llena de vida dulce
amor de niño que rebosa su copa
y luego la tumba y se tropieza
y luego silencia su aleteo.

Te amo, Amor mío
aunque ya las palabras a veces sean innecesarias:
esto no es un piano ni una novela
esto no es Rachmaninov muriendo de amor
ni Neruda repasándote en tus pestañas
la febril insistencia de la virilidad
que de mi fuego fue partida

Esto es el amor, Amor mío
y en el silencio se ama
y a la distancia se entrega una oración
que agradece en mí vivísimo el amor
más que cualquier otra cosa en esta vida.


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