Muy adentro de mí
la esquela
su tersura de inmortalidad aliviadora
brillante copa donde abrevan
los trazos percudidos del pasado.
Muy adentro de mí
el abrazo
de un canto de mi Madre sin fin
el calor
de una palma protectora del Padre.
Muy dentro de mí
el segundo que nunca acaba
y es siempre dádiva de reyes.
Muy dentro de mí
el perdón de los dioses que fui
y hoy escucho.
jueves, 8 de enero de 2015
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