sábado, 27 de julio de 2013

Todos los poetas podrán escribirle al mundo
¿acaso el mundo ha de escribirle
en respuesta a ellos
los verdaderos perdedores
los ojos escondidos tras las piedras
la flor benigna, un mapa sin sal?

Todos los obreros llevan a Dios en la sangre
pero eso no es garantía para préstamos
pues la bienaventuranza anida
en ostentosos templos pagados con American Express.

Todas las mujeres son ladronas de lunas
pero eso no garantiza
la continuidad del resplandor.

Todos los hombres dicen amar
pero ninguno de ellos conoce su duelo
ni la espina ni el cardo
porque, poetas,
el amor es un hombre asustado
tras la bandera del sacrificio.

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