jueves, 2 de mayo de 2013

A los pies del Señor lloré.
Ya no tengo más mejilla
ni ímpetu de blandirme.
Era la última capa y caía
Fortaleza, sin la luz eres soberbia.

Dolor insistía
su hueso perfecto embestía
mi alma.
Luché por su no retorno.
Grité un lo siento sostenido
un alto al tiempo.

Con la oblea deshaciéndose en el paladar
entregué dieciocho años.
No más dolor
(injusticia)
no más dolor
(abandono)
no más dolor
(crueldad)
no más dolor.

Todo se resume al Amor.
También creo ser digna.

Esta vez, esta década, este resto de vida
quiero amar por amar.

A los pies de lo que siento que es Dios
entregué mi canto.



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