Un filme hindú y sus viudas
nostalgia de la primera década
su música, los libros
zacate recién podado
cualidad virginal sin culpa
la mano firme de su pelea
un sol que era enteramente mío
gelatinas en leche.
No había adagios, se padecían
y luego se sembraban girasoles
al tiempo de la primera primavera.
Hoy, me asaltan
el mango con yogur
el Cáucaso
la mariposa morada
la pregunta vespertina
de adónde esta cresta
si contener su agua sagrada
o liberarla
llorarla, protegerla
escindirla del muslo derecho
reescribirla, versificarla.
Entregada está.
Es cinco del quinto mes
de mis treinta.
Me gustan los números
siempre fui más que buena
para las matemáticas
(aunque diga lo contrario
para parecer menos genio).
Saber si puedo hallar el número perfecto
para la dulce armonía
su canción adherida a su forma
el peso exacto para ser más libres
menos injustos
y más amantes (en el sentido primigenio)
es lo que me ocupa el tiempo
y mientras
beso la tarde.