viernes, 1 de marzo de 2013

Escrito en junio 12 de la ausencia

A veces soy tan sensible
que regreso los fantasmas de mi corazón
al tálamo.

París, été
ta femme
je suis seule et le temps.

Nunca, nunca te dejaré de amar.

Nunca, nunca
dirás que te rendiste a mi cuerpo
bandera oleaginosa
blanca leche de papel
realizando el fricativo amor
que a mí habría de costarme
mil lágrimas sin medicina.

Nunca, nunca
podré pedirte perdón a los labios
por besar la selva creyendo
que era su hábitat el verdadero cielo
(pagué condominios
para eludir el abandono
que de tus manos me esperaba).

Nunca, nunca
podrás creer que eres
el amor de mi vida

pues momento mágico fui
y tú eres el aire mismo.

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