viernes, 4 de enero de 2013

-1°C

Una estepa cubierta de tanques
monóxido y humor en las casas
el vidrio de cada una empañado
como un cielo sin dividir.

Todos los huérfanos reconocemos
el mismo trozo de páramo
donde cohabitamos con nuestros padres. 

Saltillo, cuando enfrías
eres el mausoleo adonde vamos
y vivimos estando en tierra.
El himno ebúrneo desquebrajado
caminando por nuestras pieles,
un recuerdo ígneo entre la niebla. 

No me odies.

Sabes que te amaré siempre
que te escribiré mi rencor toda la vida
que eres mi nido estéril
y me devolverás todo lo sentido
aunque de momento 
no tengas vuelto para tanto amor.  

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