miércoles, 28 de diciembre de 2011

Crepúsculo

Pasa que fuimos muy viejos
así no hay lugar posible para el reproche.
Tu caballito de mar
se hundió entre las nubes
dejándome las manos libres
para cantar otra ave.
A quién puedo ir a reclamar
esta arena silenciosa,
el vestido de otro día se alista
calla, escucha,
observa cómo baila
a pesar de la inercia dormida en mi cuerpo.
Cómo no callar, si fuimos muy viejos
la cobardía es propia de estos años.
A mí me quedan collares nuevos
zapatos verdes para engañar al invierno.

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